domingo, 23 de septiembre de 2012

Adiós al verano

Ayer, 22 de septiembre comenzó oficialmente el otoño, y esta mañana ha vuelto la lluvia. El último mes y medio ha hecho muy buen tiempo, y hemos procurado aprovecharlo al máximo, porque sabíamos que algún día se acabaría. Por eso está tan abandonado el blog últimamente. Por eso, y porque a veces soy un poco vago para escribir. Y cuanto más tardo en escribir, más me cuesta empezar porque hay muchas cosas por contar.
Empezamos el mes con una cena en casa de Paula y Jose Luis. Estuvimos nosotros cuatro y Joaquín, un ex-compañero de Jose Luis que trabaja en Foster. La cena la preparó Paula, que se ha vuelto una experta cocinera: preparó un montón de cosas de picar, y de cena, ensalada de cuscús y cordero al horno. Hasta el pan era casero. Cenamos muy muy bien.

Cenando en casa de Paula y Jose Luis

El fin de semana siguiente, aprovechando que hacía un solazo increible, Álvaro (un compañero de AKT) y sus compis de piso organizaron una barbacoa en su casa. Tuvo mucho éxito porque fue un montón de gente. Estuvimos unas cuantas horas ahí, y como había mucha gente inglesa, Maite aprovechó para irse acostumbrando al acento británico, que realmente no es nada fácil de entender al principio (bueno, incluso después de unos cuantos meses hay veces que oyes a gente hablar y piensas que eso que hablan no es inglés).
A mediados de la semana siguiente invitamos a Paula y Jose Luis a cenar a casa, para que vieran nuestro nuevo hogar. Maite preparó de primero unos hojaldres rellenos, humus y guacamole, y de segundo un salmón con patatas y cebolla muy rico. No era cordero al horno, pero es que Paula juega en otra liga.
Ese fin de semana vinieron mis padres de visita. Llegaron el viernes por la noche, y según llegaron nos fuimos a cenar a Pizza East, una pizzería muy de moda en Shoreditch. El sitio es muy chulo, y la comida muy buena, pero había muchísimo ruido. Entre que el local está poco aislado, y que tenían la música muy alta, casi teníamos que chillar para mantener una conversación. Al día siguiente, en vista de que queríamos hacer un poco de turismo, nos alquilamos las Barclays Bikes. Son unas bicis que están por toda la ciudad, y que el alquiler te cuesta un euro al día, siempre y cuando tus trayectos entre estación y estación no sean de más de media hora. Creo que ese día cogimos las bicis siete veces. Mi madre estaba encantada de poder ver tanto, casi sin cansarse. Al final del día acumulamos unos 20km de recorrido por Londres. Estuvimos por Oxford Street, el Soho, Shaftesbury Avenue, Piccadilly Circus, en la tienda Fortnum&Mason, les llevé de visita a Selfridges a ver la instalación de Louis Vuitton, en Regent´s Park... vamos, un tour muy completo, y al ir en bici, mucho menos cansado. Otra de las ventajas es que yendo en bici es difícil entrar a ver tiendas. Por eso, cuando mi padre y yo ya no podíamos más, y nos fuimos rodando a casa, las dos Maites se fueron de compras, a ver si encontraban algunas cosillas que nos faltaban en el piso. 

En el Soho después de dejar las Barclays Bikes

El domingo nos quedamos por el barrio, paseamos por el mercado de flores, por Brick Lane... Comimos en casa, y por la tarde mis padres se pusieron a llenarnos la nevera un poco más. Digo un poco más, porque llegaron con una maleta entera llena de comida, y el viernes ya dejaron el congelador lleno. Se fueron el lunes, después de venir a comer cerca de mi trabajo para despedirse. Creo que mi madre tiene ganas de volver pronto para coger las bicis otra vez.

Cena en casa con mis padres

Así quedó el congelador después de la visita de mis padres (la nevera estaba igual o más llena)

Y este fin de semana tampoco hemos parado mucho, porque el jueves llegó Teresa de visita. Teresa es una amiga de la uni, que lleva dos años viviendo en Australia. Como se aloja en casa de Paula y Jose Luis, el mismo jueves organizaron una cena allí, en la que una vez más Paula nos sorprendió con sus dotes culinarias.
El viernes después de trabajar quedamos todos en un pub en Shoreditch que estaba a dos minutos de casa; lo bueno de vivir en la zona "trendy" de Londres, es que muchas veces la gente organiza planes por nuestro barrio, y a mi con lo que me cuesta salir de marcha ("marcha"), me facilita las cosas. Maite y yo nos fuimos bastante pronto, porque el sábado queríamos madrugar: este fin de semana ha sido el Open House London, que es cuando abren muchos edificios emblemáticos al público. Queríamos ver el 'Lloyd´s building' que nos habían comentado que merecía mucho la pena. El problema es que esta ciudad es muy grande y hay mucha gente que también lo quería ver. Por eso madrugamos. Abrían a las 10, y cuando llegamos nosotros, a las 9.30, había una cola bastante considerable. Por suerte abrieron un poco antes y a las 10 ya estábamos dentro. Efectivamente mereció la pena madrugar. Es un edificio impresionante, en el que todas las instalaciones van por fuera (como en el Centre Pompidou de París, de hecho, es del mismo arquitecto, Richard Rogers), y en el interior hay un vacío central sobrecogedor. Las vistas desde arriba son alucinantes. Al salir de ese edificio nos fuimos a ver otro que nos habían recomendado, el 'Angel Building', diseñado por el estudio en el que trabaja Jose Luis, y calculado por mi estudio. Cuando estábamos pensando cual sería el siguiente edificio a visitar, Fernando (compañero de Paula en ALA) nos escribió diciendo que organizaba una barbacoa en su casa. Así que decidimos que ya habíamos visto suficiente arquitectura y nos fuimos a su casa. Llegamos sobre las 15.00. Nos reunimos unos cuantos, y pasamos allí toda la tarde. Nos lo pasamos muy bien. Una vez más nos retiramos relativamente pronto porque el domingo queríamos madrugar para ver otro edificio, pero esta vez no conseguimos levantarnos, o más bien ni lo intentamos. Nos levantamos y desayunamos tranquilamente, y luego nos acercamos a ver si había suerte. Con el día que hacía (lluvioso y frío), pensábamos que nadie querría ponerse a hacer cola en la calle para ver un edificio. Qué equivocados estábamos: llegamos, y la cola que había daba la vuelta a dos manzanas. Obviamente no nos quedamos, ya iremos otro año que no nos dé pereza madrugar. La tarde la hemos pasado en casa porque no ha dejado de llover. En fin, leyendo lo que acabo de escribir, parece que lo único que hacemos es comer, y que debemos estar poniéndonos como focas, pero con las sesiones de gimnasio que nos pegamos durante la semana, me temo que no engordaremos ni un gramo. Intentamos ir cuatro o cinco días por semana, y ya estamos en bastante buena forma: el otro día en cuarenta minutos de piscina me dio tiempo a hacer 80 largos a crol sin parar. Maite no se queda corta, porque en el mismo tiempo hizo 60. Y el fin de semana que viene nos vamos a Madrid, que mi hermano cumple 30, ¡¡30!! Esperemos que el huracán Nadine pase de largo y podamos disfrutar de un finde de sol y piscina.

En el interior del Lloyd's building (la calidad de la foto deja bastante que desear, pero con el móvil es a lo máximo que puedo aspirar...)

Vistas desde un ascensor del Lloyd's buidling en un 'típico' día de sol londinense