domingo, 24 de febrero de 2013

Finde de cumples

El fin de semana del 9 de Febrero nos fuimos a Madrid a celebrar el cumpleaños de mi padre y de algunos tíos y primos más. Viajamos el sábado por la mañana, pronto pronto, para llegar a Madrid antes de comer. Como mi padre no sabía que íbamos, nos vino a recoger Dani, diciendo como excusa que tenía que irse a un partido de fútbol. Al llegar a casa, aprovechando que estaban todos en la cocina, mi padre incluido, Mai y yo nos colamos en el comedor con la ayuda de mi hermano, sin que se dieran cuenta. Entonces, a la señal de mi hermano empecé a tocar "cumpleaños feliz" con el piano. Al principio mi padre no le dio demasiada importancia, porque como María también toca el piano, podía ser ella. Pero al verla entrar en la cocina, y ver que la música seguía ya se extrañó bastante. Se llevó una buena sorpresa, porque al parecer no se lo esperaba para nada (a pesar de que las semanas previas habíamos metido la pata más de una vez cuando hablábamos por skype). Una vez descubierta la sorpresa, nos fuimos a casa de la abuela, porque teníamos comida de celebración múltiple allí. Aparte de mi padre cumplían años unos cuantos más. Así que nos reunimos unos cuarenta y como de costumbre en estas comidas terminamos llenos a reventar. Con tanto postre es normal. Después de comer, Mai se fue a una peluquería que le gusta mucho a que le cortaran el pelo (obviamente) y yo fui a buscarla a la salida porque queríamos hacer algunas compras. 

Con los primos (algunos más, otros menos)
Los homenajeados


Después de un paseo por el centro volvimos a casa: teníamos celebración del cumple de mi padre. Allí creo que 'sólo' fuimos treinta. Estuvo muy bien la cena, aunque aún me pregunto como pudimos comer algo después de la comilona que nos habíamos pegado. Mis tíos le habían preparado a mi padre una serie de regalos muy divertidos que le fueron dando durante la cena. Nos reímos mucho, porque cada regalo era más extravagante que el anterior (una barba postiza, un fémur de plástico, una corbata de payaso, un bastón... creo que la temática quedó bastante clara). Lo pasamos muy bien, y una vez más acabamos con los postres, o más bien, los postres acabaron con nosotros.

Cenita en casa

El domingo nos fuimos en busca de un Trivial (llevamos mucho tiempo queriendo comprar uno, pero comprarlo aquí no tiene mucho sentido, porque no sabemos demasiado -o nada- de la cultura inglesa). Estaban agotados, así que para compensar nos fuimos a comer al VIPS. Decir que tomamos un brownie de postre es casi innecesario, porque no creo que nadie sea capaz de salir de allí sin tomar uno. Pasamos la tarde en casa, y por la noche fuimos a cenar a un japonés en familia. Efectivamente, los viajes a España consisten en comer, comer y comer.
El finde pasado fue algo más tranquilo. Por la mañana me fui a montar en bici con Richard y un amigo suyo a Richmond. Esta vez hicimos unos 70km en tres horas. No está mal. Además el amigo está muy en forma y nos hacía esforzarnos bastante más que la vez anterior, en la que casi fuimos de paseo. Llegué a casa desfallecido, pero creo que poco a poco me voy poniendo en forma. 

De camino a Richmond

Por la noche tuvimos fiesta en casa de Michael, en Notting Hill. Celebraban el cumpleaños él y sus dos compañeras de piso, así que hubo un montón de gente. Estuvo muy bien y vimos a gente que hacía tiempo que no veíamos. Nos fuimos con el útlimo metro, porque no queríamos arriesgarnos a volver en bus: la última vez que volví desde allí en bus por la noche tardé más de una hora y media.
El domingo fuimos a nuestro primer Sunday Roast (aunque fue en un restaurante, y lo típico es hacerlo en casa). Los domingos es tradición comer o cenar comida hecha al horno (pollo, cerdo, vaca, patatas, verduras...). Fuimos con una pareja que conocimos un par de semanas antes, y con algunos amigos suyos. La comida fue muy agradable y estaba muy rica, pero la sobremesa fue un poco demasiado larga.
Y nada, este fin de semana nos lo hemos tomado con mucha calma. Ayer solo salimos por la tarde porque nos habían invitado unos amigos de Maite a cenar en su casa, en Canary Wharf. Nos prepararon un montón de cosas ricas, entre ellas una lasaña vegetal que estaba para morirse (para que yo diga que una lasaña VEGETAL está para morirse, tiene que estar muy muy buena). Describiría un poco más la cena, pero después de todo lo que he escrito de comidas y cenas en este post ya estoy empachado. Y hoy ha sido un día muy relajado, hemos salido a dar una vuelta por la mañana, y esta tarde en casa tranquilos descansando que mañana vuelve a ser lunes. Por cierto, mañana empiezo en mi nuevo equipo. Al final lo de trabajar 50% en cada equipo nunca funcionó. Así que el cambio es de golpe. Las apuestas de cuanto tiempo aguantaré han pasado de dos meses a menos de un mes.