lunes, 26 de noviembre de 2012

Edinburgh

El fin de semana pasado, estuvieron Jaime (un amigo de la uni que ahora vive en Suiza) y su novia por aquí. Estuvieron alojados en casa de Pepe y Paula, pero nosotros fuimos quedando con ellos a lo largo del finde. El sábado estuvimos en un par de pubs con ellos y con algunos amigos más; primero por la zona de St. Paul y después por la zona de Angel. El día siguiente, Mai y yo fuimos a pasear por Columbia Road esperando que nos llamasen para quedar por allí, pero en vista de que salieron bastante la noche anterior, y se despertaron tarde, nosotros nos fuimos a pasar la mañana a Regent´s Park aprovechando el día de sol. Nos unimos a ellos a tiempo para volver a pasear por Columbia Road (creo que era mi cuarto fin de semana consecutivo pasando por allí), y ya por la zona de Spitalfields nos metimos en un pub a saciar su sed de pintas. Nosotros nos retiramos temprano para poder empezar la semana descansados.
Y este fin de semana, aprovechando que aún no ha llegado el invierno (aunque casi), y que teníamos un fin de semana sin visitas, nos hemos escapado a Edimburgo. Salimos el sábado muy temprano, y después de un viaje de 4h30 en tren, llegamos a la capital de Escocia. El viaje se hace un poco largo (sobre todo a la vuelta) pero al menos se puede ir disfrutando del paisaje. Al llegar, fuimos a dejar la mochila en el bed&breakfast, comimos un sandwich rápido, y nos pusimos a patear la ciudad. El sábado tuvimos suerte con el tiempo, porque aunque no era muy soleado, al menos no llovió. Empezamos paseando por Princes Street, para luego cruzar al lado sur (el centro de Edimburgo está partido en dos por la estación, las vías del tren, y el castillo) y dirigirnos hacia Holyrood Park (es el parque donde está el mítico acantilado de Edimburgo). Allí subimos un poco por un camino bastante escarpado paralelo al acantilado, desde donde se podía ver una buena panorámica de Edimburgo. El camino continuaba hasta la cima pero teniendo dos días para ver la ciudad no queríamos entretenernos demasiado. 

Las vistas desde Holyrood Park

Al bajar de allí nos acercamos al Parlamento Escocés: es un edificio del arquitecto Enric Miralles. Lo visitamos por fuera y por dentro y seguimos nuestra ruta. 

En el hemiciclo (aunque casi no se vea)

Recorrimos la Royal Mile de principio a fin, parándonos en algunos de los típicos "closes" (son pasajes peatonales que conectan la Royal Mile con las calles laterales). Cuando llegamos al castillo, viendo el precio de la entrada, decidimos que desde fuera era muy bonito. Desde allí, bajando de nuevo por la Royal Mile, nos dirigimos hacia el Museo Nacional de Escocia. Nos lo había recomendado un amigo de Mai que trabaja allí, porque tiene muy buenas vistas. Entramos y fuimos directamente hacia la azotea, para ver Edimburgo antes de la puesta de sol (que en estas fechas es sobre las 16.00). Pillamos el cielo en esos momentos que está rojizo por la posición tan baja del sol, y después de alguna foto, nos fuimos al bar del museo a que Mai recuperara la temperatura corporal.

Las vistas desde el Museo Nacional de Escocia
Vista del interior

No nos dio tiempo a ver nada más del museo, porque lo cerraban a las 17.00, pero tenía muy buena pinta. Cuando nos echaron del bar, nos encaminamos hacia Princes Street de nuevo, porque queríamos pasear un poco por la zona oeste, que en teoría es una zona muy animada, pero como estaba todo de obras (estaban poniendo vías para el tranvía), la zona estaba bastante muerta. Terminamos el día cenando en un restaurante italiano de la zona comercial.
El domingo amaneció lluvioso, pero como teníamos asumido que iba a llover (ya los vimos en las predicciones la noche anterior), cogimos el paraguas y nos fuimos a pasear. Nos acercamos hasta el río que atraviesa los Dean Gardens y llegamos hasta la Galería Nacional Escocesa de Arte Moderno. 

Cruzando el río
Los lavabos del museo de arte moderno

Aprovechamos para secarnos y calentarnos un poco mientras veíamos algunos cuadros. Una vez listos para seguir, fuimos de vuelta al centro, donde comimos algo antes de entrar en la Galería Nacional Escocesa. Al salir paseamos un poco por los jardines de Princes Street, y entramos en alguna tienda típica para turistas. Cogimos el tren de vuelta a las 16.30 de la tarde. La vuelta fue bastante pesada, y encima de pasar bastante frío llegamos con retraso a Londres. Aún así el viaje mereció la pena.

Los jardines de Princes Street


PD: ¡muchísimas felicidades Magionnette! Espero que estés pasando un buen día de cumple y lo celebres con una buena bollada el viernes. Te mando un beso muy fuerte desde Londres, y que sepas que me da mucha pena no poder estar allí para poder celebrarlo con vosotros.

lunes, 19 de noviembre de 2012

Cumpleaños

El fin de semana pasado fue mi cumpleaños. Y para celebrarlo vinieron mis padres, mi hermano y su novia, y mi hermana. El viernes me cogí el día libre en el trabajo para poder estar con ellos. Empezamos el paseo por Londres relativamente pronto por la mañana. Alquilamos siete bicis Barclays y nos dirigimos hacia el centro. 

El pelotón camino del centro

Lo del alquiler de bicis Barclays es un invento, pero encontrar una parada donde haya espacio para coger/dejar siete bicis es un desafío. Salimos desde nuestro barrio y cuando llegamos a la zona de Temple nos pusimos a buscar sitio para dejar las bicis. Suerte que tenemos una super-aplicación en el móvil que dice en tiempo real el número de bicis que hay en cada parada, porque gracias a ella pudimos encontrar un rincón perdido cerca del río dónde había espacio para todos. ¡Hasta nos sobraron cinco minutos! Dejamos las bicis (y las emociones) y paseamos un poco por la orilla norte del Támesis, hasta llegar al puente de Hungerford (me acabo de enterar de que se llama así mirándolo en Google Maps, el caso es que es el puente que conecta Embankment con Waterloo). 

Cruzando el Támesis

Cruzamos por ahí, y como buenos turistas nos dirigimos al London Eye. Yo hacía unos 8-10 años que no me subía, y quitando el precio, que es  exagerado, las vistas merecen la pena. No hacía un día muy soleado, pero al menos no era un día de esos grises con las nubes bajas.


La familia
¡Qué guapos!
Elena y Maite debatiendo (seguro que hablaban de Murakami y los gatos que hablan)

Después de hacer un poco el payaso para la foto, cogimos otra vez las bicis rumbo al Borough Market. Allí dimos un buen paseo mientras decidíamos que íbamos a comer. Con tanta oferta es difícil decidirse, pero al final la mayoría optamos por un trozo de pizza, aunque algunos más originales comieron raclette y un sandwich con muy buena pinta. Al terminar, ante tanta oferta de postres, sucumbimos a unos trozos de brownie macizos como ladrillos y a alguna que otra cookie. 

Con el postre... algunos ni se molestan en posar para la foto :P

Para bajar tan copiosa comida, terminamos de ver los puestos del mercado y nos acercamos a la Tate Modern. Allí subimos al bar, que tiene unas vistas espectaculares del río y de St Paul. A partir de allí nos separamos: los que estábamos más cansados nos volvimos de vuelta a casa a descansar un rato, y otros se fueron de tiendas por el centro (¡pobre Dani!). Después de descansar un rato, mi padre y yo habíamos quedado con mi madre en su hotel para ir a dejar las maletas. Fuimos allí a dejar las cosas, pero tuvimos que esperar bastante a que apareciese mi madre. Yo no podía entender porque tuvimos que esperarla tanto tiempo a que llegase al hotel, pero no tardé mucho en descubrirlo. Dejamos las maletas en el hotel y subimos andando hasta casa. Esto es lo que me encontré al abrir la puerta: 

Será por torteles...
Todos con cara de "a ver si hacen ya la foto y podemos atacar los mini-croissants"

¡Me habían preparado una bollada sorpresa! Lo mejor de todo es que no me lo esperaba, ni siquiera sospechaba nada de nada. Además habían invitado a Pepe y a Paula, que ya son como de la familia. Cenamos de lujo, y terminamos con los torteles que se nos salían por las orejas. Como no estaba el primo Fede, sobró alguno (cosa que en Madrid rara vez pasaba). Después de un ratillo de charleta y unos cuantos regalitos :) mis padres, mi hermana y su novio se fueron, y Pepe y Paula se quedaron a tomar unas cervezas.
El sábado fuimos a por uno de los regalos: una bici de carretera superchula. Me/nos costó un montón elegirla, pero al final nos llevamos la mejor :).

Recogiendo la bici :)

Ese día paseamos un poco por la City (nos acercamos a ver el edificio de Fóster y el Lloyd's), y por la tarde algunos se fueron de compras. 

Contemplando el Lloyd's
La cocina hasta arriba

Cenamos en un vietnamita que tenemos muy cerca de casa y nos acostamos pronto para poder 'madrugar' la mañana siguiente.
Teníamos que madrugar porque Dani y Elena volvían a Bélgica a las 13h00, y no queríamos que se fueran sin ver Columbia Road, el Box Park, Brick Lane y Spitalfields. Nos dio tiempo a ver todo aunque llegaron al tren por los pelos. Mai y yo nos tomamos la tarde libre mientras mis padres se pateaban Londres de punta a punta (son incombustibles...). Cenamos todos en casa tranquilitos y se marcharon el lunes de madrugada. 
Fue un fin de semana de cumpleaños guay, porque a pesar de tener tan lejos a la familia, este tipo de cosas hacen que la sienta muy cercana. ¡Muchas gracias a todos! :D

jueves, 8 de noviembre de 2012

Visitas

Este mes va a ser, o más bien, está siendo, el mes de las visitas. El miércoles de la semana pasada vino a buscarme a la salida del trabajo mi primo Miguel, que estaba pasando unos días por Londres. Le invitamos a cenar a casa y nos pusimos un poco al día porque como ahora él vive en Viena y yo aquí, no nos vemos demasiado.
El día siguiente llegaron Cris y Fabio, unos amigos de Maite, a pasar unos días con nosotros. Ese mismo jueves yo tuve 'team drinks' con mi equipo de AKT II: una vez cada tres meses la empresa paga una cena y unas copas a cada equipo. Me imagino que será para fomentar el compañerismo. Generalmente la mayoría de los equipos se gastan todo el presupuesto en pintas y copas. En nuestro caso, empezamos con una pinta en un pub, pero al terminarla nos fuimos a cenar a un chino. Después del chino, nos fuimos a otro pub, y en vez de pedir más pintas (lo que haría cualquier otro equipo), nos pedimos una gofres. La noche estuvo muy bien, y además casi no hablamos de trabajo. Nos reímos mucho, y no acabamos demasiado tarde, porque al día siguiente tocaba currar. El viernes por la tarde, Mai y yo habíamos quedado para tomar algo con unos amigos de mi tío Javier. Quedamos en un bar de cócteles, pero acabamos pidiendo un par de vinos, una cerveza y una coca-cola (creo que a estas alturas no hace falta decir quien fue el de la coca-cola). De ahí nos fuimos a cenar al Busaba. Es un restaurante tailandés que hay por nuestro barrio, que nos habían recomendado varias personas. Tuvimos que esperar un buen rato para entrar porque había bastante cola. Para colmo era el primer día que hacía frío en Londres, así que pasamos bastante frío durante la espera. Al menos mereció la pena. Cenamos muy bien los cuatro, muy rico todo, aunque con tanto ruido era difícil mantener una conversación en condiciones (y encima en inglés...).
El sábado, mientras yo jugaba al baloncesto, Maite y sus amigos estuvieron de paseo por Londres. Cenamos en casa y ellos se fueron a tomar algo a un pub de por aquí. El domingo les llevamos al mercadillo de flores, a Brick Lane, y al mercado de Spitalfields (visitas obligadas). Después de comer una superhamburguesa en el Box Park, ellos siguieron de turismo (se fueron a Hyde Park) y nosotros nos volvimos a casa.

De camino a la hamburguesería
Esperando a que lleguen las hamburguesas
Una imagen vale más que mil palabras, aunque en este caso, sería mejor un mordisco

El lunes por la mañana se fueron de vuelta a Ibiza, y el martes por la noche aterrizaba mi prima Cris. Cris se quedaba hasta el lunes siguiente, pero el fin de semana lo pasó con una amiga en el pueblo donde vive. La verdad es que yo solo la veía al volver del trabajo, y generalmente ya estaba en pijama. Quién la ha visto y quien la ve... Aunque no me extraña: por la mañana se pateaba Londres ella sola, y por la tarde Maite la acompañaba para enseñarle cosas menos turísticas, quitando el Borough market, donde el jueves compraron tres trozos de brownie grandes como ladrillos. Nos los tomamos después de cenar y casi no nos podíamos mover.

Menudo tamaño de brownie (acompañado de helado de vainilla, ¡por supuesto!)

El fin de semana fue más tranquilo, estuvimos en plan más casero aprovechando que Cris estaba con su amiga. Eso sí, el sábado por la tarde salimos a pasear por Covent Garden, y de paso aprovechamos para quedar con Igor y Jordi, dos amigos que hicimos cuando estuvimos de erasmus en Estocolmo, que estaban pasando el finde aquí. El domingo, aprovechando la lluvia, yo me quedé en casa vagueando bastante, y Mai, bastante menos casera que yo, fue al gimansio y a dar un paseo por Brick Lane. 
Esta semana de curro ha sido bastante tranquila, además ahora estoy con un proyecto interesante, lo cual ayuda. Encima mañana me he cogido el día libre, porque esta noche vienen mi hermano y su novia, y mañana mis padres y mi hermana a pasar el fin de semana con nosotros.