lunes, 19 de noviembre de 2012

Cumpleaños

El fin de semana pasado fue mi cumpleaños. Y para celebrarlo vinieron mis padres, mi hermano y su novia, y mi hermana. El viernes me cogí el día libre en el trabajo para poder estar con ellos. Empezamos el paseo por Londres relativamente pronto por la mañana. Alquilamos siete bicis Barclays y nos dirigimos hacia el centro. 

El pelotón camino del centro

Lo del alquiler de bicis Barclays es un invento, pero encontrar una parada donde haya espacio para coger/dejar siete bicis es un desafío. Salimos desde nuestro barrio y cuando llegamos a la zona de Temple nos pusimos a buscar sitio para dejar las bicis. Suerte que tenemos una super-aplicación en el móvil que dice en tiempo real el número de bicis que hay en cada parada, porque gracias a ella pudimos encontrar un rincón perdido cerca del río dónde había espacio para todos. ¡Hasta nos sobraron cinco minutos! Dejamos las bicis (y las emociones) y paseamos un poco por la orilla norte del Támesis, hasta llegar al puente de Hungerford (me acabo de enterar de que se llama así mirándolo en Google Maps, el caso es que es el puente que conecta Embankment con Waterloo). 

Cruzando el Támesis

Cruzamos por ahí, y como buenos turistas nos dirigimos al London Eye. Yo hacía unos 8-10 años que no me subía, y quitando el precio, que es  exagerado, las vistas merecen la pena. No hacía un día muy soleado, pero al menos no era un día de esos grises con las nubes bajas.


La familia
¡Qué guapos!
Elena y Maite debatiendo (seguro que hablaban de Murakami y los gatos que hablan)

Después de hacer un poco el payaso para la foto, cogimos otra vez las bicis rumbo al Borough Market. Allí dimos un buen paseo mientras decidíamos que íbamos a comer. Con tanta oferta es difícil decidirse, pero al final la mayoría optamos por un trozo de pizza, aunque algunos más originales comieron raclette y un sandwich con muy buena pinta. Al terminar, ante tanta oferta de postres, sucumbimos a unos trozos de brownie macizos como ladrillos y a alguna que otra cookie. 

Con el postre... algunos ni se molestan en posar para la foto :P

Para bajar tan copiosa comida, terminamos de ver los puestos del mercado y nos acercamos a la Tate Modern. Allí subimos al bar, que tiene unas vistas espectaculares del río y de St Paul. A partir de allí nos separamos: los que estábamos más cansados nos volvimos de vuelta a casa a descansar un rato, y otros se fueron de tiendas por el centro (¡pobre Dani!). Después de descansar un rato, mi padre y yo habíamos quedado con mi madre en su hotel para ir a dejar las maletas. Fuimos allí a dejar las cosas, pero tuvimos que esperar bastante a que apareciese mi madre. Yo no podía entender porque tuvimos que esperarla tanto tiempo a que llegase al hotel, pero no tardé mucho en descubrirlo. Dejamos las maletas en el hotel y subimos andando hasta casa. Esto es lo que me encontré al abrir la puerta: 

Será por torteles...
Todos con cara de "a ver si hacen ya la foto y podemos atacar los mini-croissants"

¡Me habían preparado una bollada sorpresa! Lo mejor de todo es que no me lo esperaba, ni siquiera sospechaba nada de nada. Además habían invitado a Pepe y a Paula, que ya son como de la familia. Cenamos de lujo, y terminamos con los torteles que se nos salían por las orejas. Como no estaba el primo Fede, sobró alguno (cosa que en Madrid rara vez pasaba). Después de un ratillo de charleta y unos cuantos regalitos :) mis padres, mi hermana y su novio se fueron, y Pepe y Paula se quedaron a tomar unas cervezas.
El sábado fuimos a por uno de los regalos: una bici de carretera superchula. Me/nos costó un montón elegirla, pero al final nos llevamos la mejor :).

Recogiendo la bici :)

Ese día paseamos un poco por la City (nos acercamos a ver el edificio de Fóster y el Lloyd's), y por la tarde algunos se fueron de compras. 

Contemplando el Lloyd's
La cocina hasta arriba

Cenamos en un vietnamita que tenemos muy cerca de casa y nos acostamos pronto para poder 'madrugar' la mañana siguiente.
Teníamos que madrugar porque Dani y Elena volvían a Bélgica a las 13h00, y no queríamos que se fueran sin ver Columbia Road, el Box Park, Brick Lane y Spitalfields. Nos dio tiempo a ver todo aunque llegaron al tren por los pelos. Mai y yo nos tomamos la tarde libre mientras mis padres se pateaban Londres de punta a punta (son incombustibles...). Cenamos todos en casa tranquilitos y se marcharon el lunes de madrugada. 
Fue un fin de semana de cumpleaños guay, porque a pesar de tener tan lejos a la familia, este tipo de cosas hacen que la sienta muy cercana. ¡Muchas gracias a todos! :D

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