Esta semana ha sido bastante tranquila. Empezando por el fin de semana pasado, que como no dejó de llover tampoco pude hacer demasiado. Aproveché para hacer las tareas caseras que no había podido hacer el finde anterior por estar en Barcelona (efectivamente, por tareas caseras me refiero a limpiar, cocinar, poner lavadoras... apasionante). Eso sí, la tarde del domingo la reservé para ver el partidazo. Obviamente no me refiero al tostón del partido de fútbol, si no a la finalísima de Roland Garros. Qué tío el Nadal... lástima que tuvieran tantas interrupciones por la lluvia y que tuvieran que aplazar la final al lunes. Por suerte el lunes pude ver el último set en el curro, porque coincidió justo con la hora de la comida, y ya que hay esa mega tele en la 5º planta, pues había que aprovechar. Además había un francés que iba con Djokovic y aplaudía cada vez que fallaba Nadal, así que lo disfruté aún más.
La semana de curro ha sido relativamente relajada. Eso sí, he estado saltando de proyecto en proyecto sin parar: un estand de Louis Vuitton, una cafetería al borde del mar, un puente levadizo peatonal en Londres, una torre en Iraq, el concurso de las latas de conserva... no tengo tiempo para aburrirme. Esta semana la gente ha estado muy emocionada con el fútbol. Dejaban de trabajar a las 17.00 y se subían al piso de arriba a ver los partidos. La gracia de estar en una oficina con gente de todas partes es que todos los equipos tienen representación. Yo pensaba que la fiebre del fútbol era solo en España, pero se ve que es por todas partes.
Este fin de semana han venido Fede y Cris para visitar Londres, y el sábado quedé con ellos para que me enseñaran un poco la ciudad. Con cada visita descubro algo nuevo. Quedamos en Piccadilly Circus (no había estado por allí aún) y subimos por Regent Street. Fede nos llevó a la tienda de Abercrombie, que no tiene desperdicio. Que en la entrada haya un tío en bañador para recibir a la gente sorprende. Pero una vez dentro sorprende más aún que haya una pareja bailando en la primera planta como si estuvieran en una discoteca. Después del show (y de que Fede casi se compre unos pantalones cortos, muy cortos, rosas) seguimos hacia arriba entre la marea de gente (¿quién se podía imaginar que habría gente por allí un sábado por la tarde?). Nos desviamos hacia Carnaby Street y nos metimos en un pub a tomar algo. Terminamos el paseo en Oxford Street, y ellos se fueron hacia el hotel y yo me vine a casa.
Y hoy domingo, el día se presentaba bastante aburrido hasta que he hablado con Jose Luis y hemos quedado para ir a jugar al tenis. Stefano se ha apuntado también. Hemos jugado de 18.00 a 20.00 con un cielo gris gris, aunque no ha llegado a llover. Yo he terminado agotado, pero una vez más, lo hemos pasado muy bien.
Lunch time |
Con Cris y Fede |
La pista es de tierra batida, pero es sintética, una cosa bastante rara... |
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