Hoy termina nuestra primera semana en Shoreditch, y el balance es muy bueno. ¡Qué diferencia de barrio! Está siempre muy animado, y ahora con el buen tiempo más. Está la calle llena de terracitas, de tiendas, de restaurantes... aunque tal vez los fines de semana por la noche esté demasiado animado (el fin de semana pasado tuvimos que dormir con las ventanas abiertas porque hacía mucho calor y se oía mucho ruido en la calle; este finde ha sido bastante más tranquilo). Además nuestro piso está muy cerca de mi oficina: tardo unos 20 minutos andando, así que ya me puedo olvidar de desesperarme por las mañanas porque no llega el metro. Encima, nos hemos apuntado a un gimnasio que está aquí al lado y vamos a intentar ir todos los días (o al menos bastante a menudo, que David tiene que morder el polvo la próxima vez que vaya a Madrid). Queremos nadar dos o tres veces por semana y correr o hacer bici otros dos días. Yo es la primera vez que me apunto a un gimnasio, y el primer día que fui a la sala de las bicis no sabía ni como se encendía la bici. Tuve que preguntarle al de al lado, y después de mirarme con cara de "este tío de donde ha salido" me dijo que se encendía cuando empezabas a pedalear. Obvio, ¿no? Tanto grasshopper, tanta estructura paramétrica, y no sé encender una bici de gimnasio. La piscina es pequeñita (25m, 3 carriles) pero el único día que he ido se podía nadar más o menos bien, y más teniendo en cuenta que mi estado de forma es deplorable, y que a pesar de estar en el carril lento, me adelantaba todo el mundo. Poco a poco.
El jueves nos invitó Majo (compañera en BOMA, y ahora compañera en AKT) a cenar algo en su casa porque estaban de visita Raquel y Martín (también compañeros de BOMA). Mai y yo estuvimos poco tiempo, porque a mi me liaron los de AKT para ir a ver la puesta en carga de una escultura/estructura de fibra de carbono para Louis Vuitton en Selfridges (un centro comercial en Oxford Street). El diseño es de un arquitecto francés que colaboraba con una artista japonesa, y el cálculo de la estructura es de AKT (bueno, tampoco hay que ser modestos de más, el cálculo es básicamente mío, con la supervisión de mi jefe). Tenía que estar allí a las 22.00. Maitona me acompañó porque pensábamos que iría rápido, pero en vista de que media hora más tarde todavía no habíamos podido entrar, ella se fue a casa. Finalmente, alrededor de las 23.00 entré al centro comercial, acompañado por el arquitecto y los constructores. La estructura estaba casi terminada, pero yo me tuve que quedar hasta las 3.00, hora en la que terminaron de colgar las lámparas, para comprobar que la estructura podía con ellas (había cinco, y cada una pesaba unos 30kg). Ellos se quedaron rematando cosas, y me imagino que terminarían sobre las 8.00, minutos antes de la apertura al público. Es uno de los primeros proyectos en los que participo activamente y que veo en pie. Ha quedado impresionante.
Tanta estructura para tan poco bolso, eso sí, ninguno baja de las 1000 libras |
El viernes, después de currar y cenar en casa, volvimos a quedar con Majo, Raquel y Martín (y algunos amigos suyos) porque estaban por nuestro barrio de pubs. Estuvimos un buen rato en uno que nos pillaba a 10 minutos de casa, y al salir, Raquel descubrió lo maravilloso del tiempo londinense. Digo Raquel, porque se metía conmigo diciendo que siempre me quejo del tiempo que hace aquí. Empezó a jarrear en cuestión de segundos y nos tuvimos que refugiar en una parada de autobús. Ellos siguieron de pubs y nosotros nos volvimos a casa porque yo estaba agotado de la noche anterior.
El sábado fue un día bastante gris y lluvioso, así que nos quedamos por el barrio haciendo compras, porque en una casa nueva siempre falta algo. El domingo me llevé a Mai a Selfridges a enseñarle la instalación de Louis Vuitton (va a estar dos meses abierta, así que me temo que a cualquier visita que venga en ese plazo le tocará ir a verla). Casualidades de la vida, Majo y Raquel estaban allí. Desde allí nos fuimos juntos a Liverpool Street porque Raquel tenía que coger el bus a Stansted y nosotros queríamos ir a Brick Lane a comer. Tampoco me voy a meter demasiado con Raquel por darse cuenta a falta de diez minutos para coger el bus rumbo a Stansted de que su avión salía desde Gatwick, aunque un poco sí, para vengarme de lo mucho que se ríe ella de mí cada vez que lee mi blog. Aunque estoy seguro de que sufrió más Majo que Raquel... Nosotros comimos tranquilamente en Brick Lane después de dar un paseo por el mercado de Spitalfields.
Y hoy, día de fiesta aquí (según algunos compañeros ingleses por el fin del verano) hemos estado en el Victoria & Albert Museum, en Harrods, y en Hide Park. Hemos pateado bastante, pero ya iba siendo hora de empezar a conocer Londres. Si no fuese por Maite...