Después de un par de semanas en las que Maite se ha estudidado todas las agencias de pisos de Londres, y se ha pateado toda la ciudad, parece que igual tendremos piso en breve. Maite ha visto unos cuantos pisos (la mayoría agujeros) y yo he podido ir a ver sólo los que a ella le han gustado más. Encontrar piso en Londres es una odisea. En teoría firmamos el contrato el miércoles, a ver si va todo bien. Mientras tanto seguimos en la casa de Shaz, que ha empezado a traer cajas y cajas de cosas de su futura mujer, y cada vez es más difícil moverse por aquí dentro. Además para colmo, la mujer tiene que comprar los muebles del piso (él le compra un vestido de oro, y ella compra los muebles, menudo negocio...), aunque en este caso solo compra los del dormitorio porque el resto del piso ya está bien amueblado. El caso es que para eso, Shaz ya ha desmontado sus armarios y su cama, y ahora están todas sus cosas en el salón. Parece que intenta echarnos, pero no lo va a conseguir.
Y aparte del tema piso, la vuelta al curro después de la semanita de vacaciones no ha ido mal. Como los proyectos en los que estaba trabajando antes de vacaciones ya estaban bastante cerrados antes de irme, sólo he tenido que rematar unas cosillas, pero me imagino que en breve surgirá algún proyecto nuevo o reaparecerá alguno olvidado. Además estas semanas están siendo más entretenidas por las Olimpiadas. Todo el mundo está pendiente de lo que pasa cada día, y comentan hasta las competiciones de doma clásica. Siempre hay alguien conectado a la radio durante el día que va informando al resto, y durante las comidas el piso de la tele está muy concurrido. Encima, contra todo pronóstico, el metro y la ciudad en general están funcionando mucho mejor ahora que antes de las olimpiadas (se ve que el centro está vacío, y que hay mucho menos turismo que otros veranos). Así es más fácil la vuelta al trabajo.
El viernes tuvimos "tidy friday", aunque la gente estaba más interesada en la final de ciclismo en pista que en beber e ir de pubs. Aproveché que Mai se venía al pub a conocer a la gente del trabajo para enseñarle la oficina. Después de estar en el pub hasta que el frío nos invitó a irnos, nos fuimos a cenar. Cenamos muy bien en un restaurante japonés de Barbican.
El sábado, después de unos cuantos meses por aquí, conseguí jugar -por fin-, al baloncesto. Un compañero del trabajo me comentó que juegan todos los sábados un par de horitas en un campo que hay muy cerca de Whitechapel, así que me apunté. Fueron dos horas agotadoras (estoy bajísimo de forma), pero lo pasé bien. Solo había gente del sur, ya se sabe que a los del norte no les gusta demasiado el baloncesto: griegos, serbios, italianos y franceses. Hoy estoy que no me puedo mover, pero repetiré. Por la tarde, aprovechando que hacía buen día, Mai y yo nos fuimos a dar un paseo por Greenwich. Es una zona que está muy bien, muy animada, lástima que esté tan alejada del centro. Hoy día de descanso, y de recuperar fuerzas, que mañana toca volver a currar. Esta semana que viene se va a pasar rápido, porque el viernes nos vamos a Bélgica a pasar el fin de semana con la familia.
¡Ba-lon-ces-to! |
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