domingo, 21 de octubre de 2012

Celebraciones

Ya hace casi un mes que no escribo. Cada vez que pasa tanto tiempo y tengo que recapitular las cosas que he hecho pienso que la próxima vez no dejaré pasar tantas semanas, pero al final siempre termino igual. En fin, empezaré desde donde lo dejé, el comienzo del otoño.
El sábado 29 de septiembre, Mai y yo volamos a Madrid, porque mi hermano celebraba sus 30 años. Al llegar a Madrid nos fuimos directamente al Escorial. Ahí esperaba Dani, nuestra reducida familia (creo que fuimos 45) y dos megapaellas. A Maite y a mí ya nos cuesta cocinar para cuatro y ahí estaba mi hermano haciendo comida para casi medio centenar de personas. La paella estaba muy buena, creo que al final solo quedó una ración, y por si eso era poco, hubo unas cuantas tartas de postre. Por la tarde algunos se fueron a dar un paseo, y otros aprovechamos para vegetar. El resto del fin de semana nos quedamos allí, y el domingo Mai y yo salimos a dar una vuelta en bici, a comprobar qué tal se le daban a Maite las empinadas cuestas del Escorial. Terminó la excursión muy dignamente, así que la próxima vez que vayamos habrá que endurecer un poco el paseo.

Una de las dos super-paellas
Eso es todo lo que quedó
Por si no había suficiente con las paellas...
Foto de familia
Mientras mi hermano abría regalos (algunas caras no tienen desperdicio)
De paseo otoñal

Volvimos a Londres el lunes por la mañana, y menuda paliza. Nos levantamos sobre las 4.30 de la mañana de Madrid (3.30 en Londres) y a las 9.30 ya estaba sentado en mi mesa trabajando (o más bien intentando no quedarme dormido mientras hacía que trabajaba). Ese día se me hizo bastante duro, y encima para rematar, mi jefe había organizado para después del trabajo una reunión megafriki para hablar de Grasshopper (un complemento para Rhino, un programa de dibujo 3D). Creo que nunca me había sentido tan fuera de lugar. La reunión terminó a las 20.00, pero luego decidieron que se iban a un pub a seguir hablando del tema. Yo tuve suficiente con la reunión, así que me retiré disimuladamente. El resto de la semana fue un poco agotadora porque me costó coger el ritmo después del madrugón del lunes. 
El sábado del finde siguiente, después del partido de baloncesto, nos alquilamos unas bicis y nos fuimos al sur del río, a pasear por la zona de la Tate Modern, el puente de Foster, el London Eye. Al final alargamos un poco más el paseo, y cruzamos el río para llegar hasta Trafalgar Square. Era la primera vez que pasaba por allí desde que llegué a Londres. Estaba hasta arriba de gente porque habían montado un escenario y unos cuantos puestos de comida, todo japonés. Seguimos el paseo por Covent Garden y desde allí ya nos fuimos a buscar unas bicis para volver a casa. Maite se fue de madrugada a Barcelona, porque venía su madre de San Francisco a pasar unos días con su familia. Yo tuve una semana corta: el jueves por la mañana volé también a Barcelona, porque por la tarde teníamos boda; se casaban Andrea y Joan, unos amigos que hicimos de erasmus en Suecia. La boda estuvo muy bien, muy original, y lo pasamos muy bien, a pesar de ser aquellos amigos del erasmus de la novia a los que nadie conoce.

Con la novia (he intentado corregir los ojos blancos, pero la foto quedaba aún más diabólica)

Al día siguiente yo cogí el AVE a Madrid, porque mi madre celebraba su cumpleaños ese fin de semana. Al llegar tuve fiesta en casa de mi abuela, que celebraba su santo, de ahí me fui a Bilbao (a la glorieta) porque había quedado con algunos amigos del colegio para tomar algo (ya era la tercera vez que iba a Madrid desde que me mudé a Londres y todavía no había quedado con ellos, así que pensé que ya iba siendo hora). Al final con la tontería salimos hasta bastante tarde (y eso que yo me retiré el primero, como siempre).
El sábado por la mañana salí a montar en bici con mi hermano y Stefan (un chico alemán que está viviendo este año en casa de mis padres), y por la tarde me dediqué a vegetar, eso que tanto me gusta hacer en el Escorial. El domingo por la mañana, volvimos a salir en bici, aunque la excursión fue bastante más larga que la del día anterior. Vinieron Javi, Jorge, David y mi hermano, y esta vez, a pesar de que lo intentó jugando sucio (qué se podía esperar de él... :p), David no consiguió dejarme tirado en la última subida como hizo aquella vez en verano. De algo tenía que servir ir al gimnasio por las mañanas. Al llegar a casa nos esperaba una "fondue" que había organizado mi madre para celebrar su cumpleaños. Esta vez 'solo' nos juntamos 35. Una vez más nos pusimos las botas, y acabamos con todo, postres incluidos.

Los hermanos reposando la fondue

Volví a Londres el lunes por la mañana una vez más. Es una tortura de viaje, pero esta vez para colmo, el tren desde el aeropuerto no funcionaba, y después de esperar media hora ahí parado, tuve que coger el bus. Al final llegué a trabajar a las 11.30. Los dos primeros días de la semana han sido una vez más agotadores, y encima he estado haciendo cosas no demasiado interesantes, pero el final de la semana ha sido bastante mejor.
Y por fin llego al día de ayer (¡lo que cuesta acordarse y resumir un mes!). Estuvimos casi todo el día en casa preparando cosas (quitando el partido de baloncesto, momento que Mai aprovechó para ir al gimnasio), porque habíamos invitado a cenar a Paula, María, Michael y Jose Luis (o mejor dicho Pepe, que si no me dice que le parece demasiado formal, aunque el resto del mundo le llame Jose Luis). Por la tarde salimos a comprar un par de cosillas y a ver si encontrábamos algún mantel para la mesa del salón pero no hubo suerte. Llegaron a las 20.00, y entre cena, postres, Gin&Tonics, y juegos (pictionnary, y películas... ¡qué risas!) terminamos sobre las 3 de la mañana. Cenamos muy bien (Maite es una artista) y lo pasamos aún mejor. Y hoy, a pesar del día que hace saldremos a dar un paseo por la tarde para estirar un poco las piernas que mañana vuelve a ser lunes...

A pesar de que había bastante comida, al final no sobró casi nada

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