lunes, 9 de abril de 2012

Vacaciones

Me preguntaba un compañero del trabajo si me iba a algún sitio esta Semana Santa. Y yo le dije: "para que me voy a ir, si aún me siento turista en Londres". Es una ciudad tan grande, que hay mucho por visitar y conocer. El miércoles vino Maitona a pasar la Semana Santa conmigo. A pesar de que el tiempo no ha acompañado mucho, hemos intentado salir un poco todos los días, porque luego entre semana no hay tiempo para mucho. El viernes aprovechamos el único día de sol del fin de semana para ir a Regent's Park a dar una vuelta. No habíamos estado nunca, y que mejor que un día de sol para ir a visitarlo. Es un parque muy inglés, con extensiones infinitas de césped salpicadas de árboles que en ningún momento te impiden percibir la inmensidad del parque. Es muy tranquilo y no había demasiada gente. Después de atravesar el parque de punta a punta subimos un poco hacia el norte, para ir a ver Camden Town. Es un mercado en la calle muy famoso -yo diría que el más famoso de Londres- que merece la pena visitar. El problema, como en cualquier sitio turístico o de moda en Londres, es que estaba hasta arriba de gente. Riadas y riadas de personas en todas las tiendas, puestos de comida, terrazas... además el buen tiempo no ayuda. Después de comer una pizza por allí, nos fuimos de vuelta a Regent's Park a tomar el postre y a echar la siesta al sol. De camino a casa, nos acercamos hasta Oxford Street, que para variar estaba abarrotada (yo me pregunto como puede haber tanta gente por todas partes).

Camden Town
Regent's Park

Maite se ha ido esta mañana temprano, y eso que he intentado convencerla para que se quedara conmigo. Seguro que Shaz ni se enteraba.El sábado el tiempo empeoró bastante y nos quedamos por el barrio haciendo algunas compras. Y el domingo por la mañana nos acercamos a Brick Lane, para que Maite conociese el mercado que montan ahí todos los domingos. En mi opinión no tiene nada que envidiar a Camden Town. Es un mercado que está montado en la calle, pero también en el interior de viejas fábricas. Se puede encontrar de todo, aunque lo que más abunda es la ropa y la comida (y como no, la gente).  Nos dimos un paseo por ahí, comimos unas empanadas al vapor, y cuando empezó a lloviznar nos volvimos a casa.
Hoy toca limpiar y mentalizarse para empezar mañana otra vez. Aunque tampoco me puedo quejar, porque ahora mismo me pagan por hacer lo que antes hacía como hobby (por cierto, nos han comprado una mesa de ping-pong para las horas de comer).

Comiendo en la terraza de AKT
Las horas de comer dan para mucho...

Y hoy termino dándole las gracias otra vez a mis padres por el regalazo que me han hecho, para que pueda seguir tocando y estudiando piano (¡y encima sin molestar a los vecinos!). Si antes ya me costaba salir de casa los fines de semanas, ahora no va a haber quién me saque.


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