lunes, 26 de noviembre de 2012

Edinburgh

El fin de semana pasado, estuvieron Jaime (un amigo de la uni que ahora vive en Suiza) y su novia por aquí. Estuvieron alojados en casa de Pepe y Paula, pero nosotros fuimos quedando con ellos a lo largo del finde. El sábado estuvimos en un par de pubs con ellos y con algunos amigos más; primero por la zona de St. Paul y después por la zona de Angel. El día siguiente, Mai y yo fuimos a pasear por Columbia Road esperando que nos llamasen para quedar por allí, pero en vista de que salieron bastante la noche anterior, y se despertaron tarde, nosotros nos fuimos a pasar la mañana a Regent´s Park aprovechando el día de sol. Nos unimos a ellos a tiempo para volver a pasear por Columbia Road (creo que era mi cuarto fin de semana consecutivo pasando por allí), y ya por la zona de Spitalfields nos metimos en un pub a saciar su sed de pintas. Nosotros nos retiramos temprano para poder empezar la semana descansados.
Y este fin de semana, aprovechando que aún no ha llegado el invierno (aunque casi), y que teníamos un fin de semana sin visitas, nos hemos escapado a Edimburgo. Salimos el sábado muy temprano, y después de un viaje de 4h30 en tren, llegamos a la capital de Escocia. El viaje se hace un poco largo (sobre todo a la vuelta) pero al menos se puede ir disfrutando del paisaje. Al llegar, fuimos a dejar la mochila en el bed&breakfast, comimos un sandwich rápido, y nos pusimos a patear la ciudad. El sábado tuvimos suerte con el tiempo, porque aunque no era muy soleado, al menos no llovió. Empezamos paseando por Princes Street, para luego cruzar al lado sur (el centro de Edimburgo está partido en dos por la estación, las vías del tren, y el castillo) y dirigirnos hacia Holyrood Park (es el parque donde está el mítico acantilado de Edimburgo). Allí subimos un poco por un camino bastante escarpado paralelo al acantilado, desde donde se podía ver una buena panorámica de Edimburgo. El camino continuaba hasta la cima pero teniendo dos días para ver la ciudad no queríamos entretenernos demasiado. 

Las vistas desde Holyrood Park

Al bajar de allí nos acercamos al Parlamento Escocés: es un edificio del arquitecto Enric Miralles. Lo visitamos por fuera y por dentro y seguimos nuestra ruta. 

En el hemiciclo (aunque casi no se vea)

Recorrimos la Royal Mile de principio a fin, parándonos en algunos de los típicos "closes" (son pasajes peatonales que conectan la Royal Mile con las calles laterales). Cuando llegamos al castillo, viendo el precio de la entrada, decidimos que desde fuera era muy bonito. Desde allí, bajando de nuevo por la Royal Mile, nos dirigimos hacia el Museo Nacional de Escocia. Nos lo había recomendado un amigo de Mai que trabaja allí, porque tiene muy buenas vistas. Entramos y fuimos directamente hacia la azotea, para ver Edimburgo antes de la puesta de sol (que en estas fechas es sobre las 16.00). Pillamos el cielo en esos momentos que está rojizo por la posición tan baja del sol, y después de alguna foto, nos fuimos al bar del museo a que Mai recuperara la temperatura corporal.

Las vistas desde el Museo Nacional de Escocia
Vista del interior

No nos dio tiempo a ver nada más del museo, porque lo cerraban a las 17.00, pero tenía muy buena pinta. Cuando nos echaron del bar, nos encaminamos hacia Princes Street de nuevo, porque queríamos pasear un poco por la zona oeste, que en teoría es una zona muy animada, pero como estaba todo de obras (estaban poniendo vías para el tranvía), la zona estaba bastante muerta. Terminamos el día cenando en un restaurante italiano de la zona comercial.
El domingo amaneció lluvioso, pero como teníamos asumido que iba a llover (ya los vimos en las predicciones la noche anterior), cogimos el paraguas y nos fuimos a pasear. Nos acercamos hasta el río que atraviesa los Dean Gardens y llegamos hasta la Galería Nacional Escocesa de Arte Moderno. 

Cruzando el río
Los lavabos del museo de arte moderno

Aprovechamos para secarnos y calentarnos un poco mientras veíamos algunos cuadros. Una vez listos para seguir, fuimos de vuelta al centro, donde comimos algo antes de entrar en la Galería Nacional Escocesa. Al salir paseamos un poco por los jardines de Princes Street, y entramos en alguna tienda típica para turistas. Cogimos el tren de vuelta a las 16.30 de la tarde. La vuelta fue bastante pesada, y encima de pasar bastante frío llegamos con retraso a Londres. Aún así el viaje mereció la pena.

Los jardines de Princes Street


PD: ¡muchísimas felicidades Magionnette! Espero que estés pasando un buen día de cumple y lo celebres con una buena bollada el viernes. Te mando un beso muy fuerte desde Londres, y que sepas que me da mucha pena no poder estar allí para poder celebrarlo con vosotros.

lunes, 19 de noviembre de 2012

Cumpleaños

El fin de semana pasado fue mi cumpleaños. Y para celebrarlo vinieron mis padres, mi hermano y su novia, y mi hermana. El viernes me cogí el día libre en el trabajo para poder estar con ellos. Empezamos el paseo por Londres relativamente pronto por la mañana. Alquilamos siete bicis Barclays y nos dirigimos hacia el centro. 

El pelotón camino del centro

Lo del alquiler de bicis Barclays es un invento, pero encontrar una parada donde haya espacio para coger/dejar siete bicis es un desafío. Salimos desde nuestro barrio y cuando llegamos a la zona de Temple nos pusimos a buscar sitio para dejar las bicis. Suerte que tenemos una super-aplicación en el móvil que dice en tiempo real el número de bicis que hay en cada parada, porque gracias a ella pudimos encontrar un rincón perdido cerca del río dónde había espacio para todos. ¡Hasta nos sobraron cinco minutos! Dejamos las bicis (y las emociones) y paseamos un poco por la orilla norte del Támesis, hasta llegar al puente de Hungerford (me acabo de enterar de que se llama así mirándolo en Google Maps, el caso es que es el puente que conecta Embankment con Waterloo). 

Cruzando el Támesis

Cruzamos por ahí, y como buenos turistas nos dirigimos al London Eye. Yo hacía unos 8-10 años que no me subía, y quitando el precio, que es  exagerado, las vistas merecen la pena. No hacía un día muy soleado, pero al menos no era un día de esos grises con las nubes bajas.


La familia
¡Qué guapos!
Elena y Maite debatiendo (seguro que hablaban de Murakami y los gatos que hablan)

Después de hacer un poco el payaso para la foto, cogimos otra vez las bicis rumbo al Borough Market. Allí dimos un buen paseo mientras decidíamos que íbamos a comer. Con tanta oferta es difícil decidirse, pero al final la mayoría optamos por un trozo de pizza, aunque algunos más originales comieron raclette y un sandwich con muy buena pinta. Al terminar, ante tanta oferta de postres, sucumbimos a unos trozos de brownie macizos como ladrillos y a alguna que otra cookie. 

Con el postre... algunos ni se molestan en posar para la foto :P

Para bajar tan copiosa comida, terminamos de ver los puestos del mercado y nos acercamos a la Tate Modern. Allí subimos al bar, que tiene unas vistas espectaculares del río y de St Paul. A partir de allí nos separamos: los que estábamos más cansados nos volvimos de vuelta a casa a descansar un rato, y otros se fueron de tiendas por el centro (¡pobre Dani!). Después de descansar un rato, mi padre y yo habíamos quedado con mi madre en su hotel para ir a dejar las maletas. Fuimos allí a dejar las cosas, pero tuvimos que esperar bastante a que apareciese mi madre. Yo no podía entender porque tuvimos que esperarla tanto tiempo a que llegase al hotel, pero no tardé mucho en descubrirlo. Dejamos las maletas en el hotel y subimos andando hasta casa. Esto es lo que me encontré al abrir la puerta: 

Será por torteles...
Todos con cara de "a ver si hacen ya la foto y podemos atacar los mini-croissants"

¡Me habían preparado una bollada sorpresa! Lo mejor de todo es que no me lo esperaba, ni siquiera sospechaba nada de nada. Además habían invitado a Pepe y a Paula, que ya son como de la familia. Cenamos de lujo, y terminamos con los torteles que se nos salían por las orejas. Como no estaba el primo Fede, sobró alguno (cosa que en Madrid rara vez pasaba). Después de un ratillo de charleta y unos cuantos regalitos :) mis padres, mi hermana y su novio se fueron, y Pepe y Paula se quedaron a tomar unas cervezas.
El sábado fuimos a por uno de los regalos: una bici de carretera superchula. Me/nos costó un montón elegirla, pero al final nos llevamos la mejor :).

Recogiendo la bici :)

Ese día paseamos un poco por la City (nos acercamos a ver el edificio de Fóster y el Lloyd's), y por la tarde algunos se fueron de compras. 

Contemplando el Lloyd's
La cocina hasta arriba

Cenamos en un vietnamita que tenemos muy cerca de casa y nos acostamos pronto para poder 'madrugar' la mañana siguiente.
Teníamos que madrugar porque Dani y Elena volvían a Bélgica a las 13h00, y no queríamos que se fueran sin ver Columbia Road, el Box Park, Brick Lane y Spitalfields. Nos dio tiempo a ver todo aunque llegaron al tren por los pelos. Mai y yo nos tomamos la tarde libre mientras mis padres se pateaban Londres de punta a punta (son incombustibles...). Cenamos todos en casa tranquilitos y se marcharon el lunes de madrugada. 
Fue un fin de semana de cumpleaños guay, porque a pesar de tener tan lejos a la familia, este tipo de cosas hacen que la sienta muy cercana. ¡Muchas gracias a todos! :D

jueves, 8 de noviembre de 2012

Visitas

Este mes va a ser, o más bien, está siendo, el mes de las visitas. El miércoles de la semana pasada vino a buscarme a la salida del trabajo mi primo Miguel, que estaba pasando unos días por Londres. Le invitamos a cenar a casa y nos pusimos un poco al día porque como ahora él vive en Viena y yo aquí, no nos vemos demasiado.
El día siguiente llegaron Cris y Fabio, unos amigos de Maite, a pasar unos días con nosotros. Ese mismo jueves yo tuve 'team drinks' con mi equipo de AKT II: una vez cada tres meses la empresa paga una cena y unas copas a cada equipo. Me imagino que será para fomentar el compañerismo. Generalmente la mayoría de los equipos se gastan todo el presupuesto en pintas y copas. En nuestro caso, empezamos con una pinta en un pub, pero al terminarla nos fuimos a cenar a un chino. Después del chino, nos fuimos a otro pub, y en vez de pedir más pintas (lo que haría cualquier otro equipo), nos pedimos una gofres. La noche estuvo muy bien, y además casi no hablamos de trabajo. Nos reímos mucho, y no acabamos demasiado tarde, porque al día siguiente tocaba currar. El viernes por la tarde, Mai y yo habíamos quedado para tomar algo con unos amigos de mi tío Javier. Quedamos en un bar de cócteles, pero acabamos pidiendo un par de vinos, una cerveza y una coca-cola (creo que a estas alturas no hace falta decir quien fue el de la coca-cola). De ahí nos fuimos a cenar al Busaba. Es un restaurante tailandés que hay por nuestro barrio, que nos habían recomendado varias personas. Tuvimos que esperar un buen rato para entrar porque había bastante cola. Para colmo era el primer día que hacía frío en Londres, así que pasamos bastante frío durante la espera. Al menos mereció la pena. Cenamos muy bien los cuatro, muy rico todo, aunque con tanto ruido era difícil mantener una conversación en condiciones (y encima en inglés...).
El sábado, mientras yo jugaba al baloncesto, Maite y sus amigos estuvieron de paseo por Londres. Cenamos en casa y ellos se fueron a tomar algo a un pub de por aquí. El domingo les llevamos al mercadillo de flores, a Brick Lane, y al mercado de Spitalfields (visitas obligadas). Después de comer una superhamburguesa en el Box Park, ellos siguieron de turismo (se fueron a Hyde Park) y nosotros nos volvimos a casa.

De camino a la hamburguesería
Esperando a que lleguen las hamburguesas
Una imagen vale más que mil palabras, aunque en este caso, sería mejor un mordisco

El lunes por la mañana se fueron de vuelta a Ibiza, y el martes por la noche aterrizaba mi prima Cris. Cris se quedaba hasta el lunes siguiente, pero el fin de semana lo pasó con una amiga en el pueblo donde vive. La verdad es que yo solo la veía al volver del trabajo, y generalmente ya estaba en pijama. Quién la ha visto y quien la ve... Aunque no me extraña: por la mañana se pateaba Londres ella sola, y por la tarde Maite la acompañaba para enseñarle cosas menos turísticas, quitando el Borough market, donde el jueves compraron tres trozos de brownie grandes como ladrillos. Nos los tomamos después de cenar y casi no nos podíamos mover.

Menudo tamaño de brownie (acompañado de helado de vainilla, ¡por supuesto!)

El fin de semana fue más tranquilo, estuvimos en plan más casero aprovechando que Cris estaba con su amiga. Eso sí, el sábado por la tarde salimos a pasear por Covent Garden, y de paso aprovechamos para quedar con Igor y Jordi, dos amigos que hicimos cuando estuvimos de erasmus en Estocolmo, que estaban pasando el finde aquí. El domingo, aprovechando la lluvia, yo me quedé en casa vagueando bastante, y Mai, bastante menos casera que yo, fue al gimansio y a dar un paseo por Brick Lane. 
Esta semana de curro ha sido bastante tranquila, además ahora estoy con un proyecto interesante, lo cual ayuda. Encima mañana me he cogido el día libre, porque esta noche vienen mi hermano y su novia, y mañana mis padres y mi hermana a pasar el fin de semana con nosotros.

domingo, 21 de octubre de 2012

Celebraciones

Ya hace casi un mes que no escribo. Cada vez que pasa tanto tiempo y tengo que recapitular las cosas que he hecho pienso que la próxima vez no dejaré pasar tantas semanas, pero al final siempre termino igual. En fin, empezaré desde donde lo dejé, el comienzo del otoño.
El sábado 29 de septiembre, Mai y yo volamos a Madrid, porque mi hermano celebraba sus 30 años. Al llegar a Madrid nos fuimos directamente al Escorial. Ahí esperaba Dani, nuestra reducida familia (creo que fuimos 45) y dos megapaellas. A Maite y a mí ya nos cuesta cocinar para cuatro y ahí estaba mi hermano haciendo comida para casi medio centenar de personas. La paella estaba muy buena, creo que al final solo quedó una ración, y por si eso era poco, hubo unas cuantas tartas de postre. Por la tarde algunos se fueron a dar un paseo, y otros aprovechamos para vegetar. El resto del fin de semana nos quedamos allí, y el domingo Mai y yo salimos a dar una vuelta en bici, a comprobar qué tal se le daban a Maite las empinadas cuestas del Escorial. Terminó la excursión muy dignamente, así que la próxima vez que vayamos habrá que endurecer un poco el paseo.

Una de las dos super-paellas
Eso es todo lo que quedó
Por si no había suficiente con las paellas...
Foto de familia
Mientras mi hermano abría regalos (algunas caras no tienen desperdicio)
De paseo otoñal

Volvimos a Londres el lunes por la mañana, y menuda paliza. Nos levantamos sobre las 4.30 de la mañana de Madrid (3.30 en Londres) y a las 9.30 ya estaba sentado en mi mesa trabajando (o más bien intentando no quedarme dormido mientras hacía que trabajaba). Ese día se me hizo bastante duro, y encima para rematar, mi jefe había organizado para después del trabajo una reunión megafriki para hablar de Grasshopper (un complemento para Rhino, un programa de dibujo 3D). Creo que nunca me había sentido tan fuera de lugar. La reunión terminó a las 20.00, pero luego decidieron que se iban a un pub a seguir hablando del tema. Yo tuve suficiente con la reunión, así que me retiré disimuladamente. El resto de la semana fue un poco agotadora porque me costó coger el ritmo después del madrugón del lunes. 
El sábado del finde siguiente, después del partido de baloncesto, nos alquilamos unas bicis y nos fuimos al sur del río, a pasear por la zona de la Tate Modern, el puente de Foster, el London Eye. Al final alargamos un poco más el paseo, y cruzamos el río para llegar hasta Trafalgar Square. Era la primera vez que pasaba por allí desde que llegué a Londres. Estaba hasta arriba de gente porque habían montado un escenario y unos cuantos puestos de comida, todo japonés. Seguimos el paseo por Covent Garden y desde allí ya nos fuimos a buscar unas bicis para volver a casa. Maite se fue de madrugada a Barcelona, porque venía su madre de San Francisco a pasar unos días con su familia. Yo tuve una semana corta: el jueves por la mañana volé también a Barcelona, porque por la tarde teníamos boda; se casaban Andrea y Joan, unos amigos que hicimos de erasmus en Suecia. La boda estuvo muy bien, muy original, y lo pasamos muy bien, a pesar de ser aquellos amigos del erasmus de la novia a los que nadie conoce.

Con la novia (he intentado corregir los ojos blancos, pero la foto quedaba aún más diabólica)

Al día siguiente yo cogí el AVE a Madrid, porque mi madre celebraba su cumpleaños ese fin de semana. Al llegar tuve fiesta en casa de mi abuela, que celebraba su santo, de ahí me fui a Bilbao (a la glorieta) porque había quedado con algunos amigos del colegio para tomar algo (ya era la tercera vez que iba a Madrid desde que me mudé a Londres y todavía no había quedado con ellos, así que pensé que ya iba siendo hora). Al final con la tontería salimos hasta bastante tarde (y eso que yo me retiré el primero, como siempre).
El sábado por la mañana salí a montar en bici con mi hermano y Stefan (un chico alemán que está viviendo este año en casa de mis padres), y por la tarde me dediqué a vegetar, eso que tanto me gusta hacer en el Escorial. El domingo por la mañana, volvimos a salir en bici, aunque la excursión fue bastante más larga que la del día anterior. Vinieron Javi, Jorge, David y mi hermano, y esta vez, a pesar de que lo intentó jugando sucio (qué se podía esperar de él... :p), David no consiguió dejarme tirado en la última subida como hizo aquella vez en verano. De algo tenía que servir ir al gimnasio por las mañanas. Al llegar a casa nos esperaba una "fondue" que había organizado mi madre para celebrar su cumpleaños. Esta vez 'solo' nos juntamos 35. Una vez más nos pusimos las botas, y acabamos con todo, postres incluidos.

Los hermanos reposando la fondue

Volví a Londres el lunes por la mañana una vez más. Es una tortura de viaje, pero esta vez para colmo, el tren desde el aeropuerto no funcionaba, y después de esperar media hora ahí parado, tuve que coger el bus. Al final llegué a trabajar a las 11.30. Los dos primeros días de la semana han sido una vez más agotadores, y encima he estado haciendo cosas no demasiado interesantes, pero el final de la semana ha sido bastante mejor.
Y por fin llego al día de ayer (¡lo que cuesta acordarse y resumir un mes!). Estuvimos casi todo el día en casa preparando cosas (quitando el partido de baloncesto, momento que Mai aprovechó para ir al gimnasio), porque habíamos invitado a cenar a Paula, María, Michael y Jose Luis (o mejor dicho Pepe, que si no me dice que le parece demasiado formal, aunque el resto del mundo le llame Jose Luis). Por la tarde salimos a comprar un par de cosillas y a ver si encontrábamos algún mantel para la mesa del salón pero no hubo suerte. Llegaron a las 20.00, y entre cena, postres, Gin&Tonics, y juegos (pictionnary, y películas... ¡qué risas!) terminamos sobre las 3 de la mañana. Cenamos muy bien (Maite es una artista) y lo pasamos aún mejor. Y hoy, a pesar del día que hace saldremos a dar un paseo por la tarde para estirar un poco las piernas que mañana vuelve a ser lunes...

A pesar de que había bastante comida, al final no sobró casi nada

domingo, 23 de septiembre de 2012

Adiós al verano

Ayer, 22 de septiembre comenzó oficialmente el otoño, y esta mañana ha vuelto la lluvia. El último mes y medio ha hecho muy buen tiempo, y hemos procurado aprovecharlo al máximo, porque sabíamos que algún día se acabaría. Por eso está tan abandonado el blog últimamente. Por eso, y porque a veces soy un poco vago para escribir. Y cuanto más tardo en escribir, más me cuesta empezar porque hay muchas cosas por contar.
Empezamos el mes con una cena en casa de Paula y Jose Luis. Estuvimos nosotros cuatro y Joaquín, un ex-compañero de Jose Luis que trabaja en Foster. La cena la preparó Paula, que se ha vuelto una experta cocinera: preparó un montón de cosas de picar, y de cena, ensalada de cuscús y cordero al horno. Hasta el pan era casero. Cenamos muy muy bien.

Cenando en casa de Paula y Jose Luis

El fin de semana siguiente, aprovechando que hacía un solazo increible, Álvaro (un compañero de AKT) y sus compis de piso organizaron una barbacoa en su casa. Tuvo mucho éxito porque fue un montón de gente. Estuvimos unas cuantas horas ahí, y como había mucha gente inglesa, Maite aprovechó para irse acostumbrando al acento británico, que realmente no es nada fácil de entender al principio (bueno, incluso después de unos cuantos meses hay veces que oyes a gente hablar y piensas que eso que hablan no es inglés).
A mediados de la semana siguiente invitamos a Paula y Jose Luis a cenar a casa, para que vieran nuestro nuevo hogar. Maite preparó de primero unos hojaldres rellenos, humus y guacamole, y de segundo un salmón con patatas y cebolla muy rico. No era cordero al horno, pero es que Paula juega en otra liga.
Ese fin de semana vinieron mis padres de visita. Llegaron el viernes por la noche, y según llegaron nos fuimos a cenar a Pizza East, una pizzería muy de moda en Shoreditch. El sitio es muy chulo, y la comida muy buena, pero había muchísimo ruido. Entre que el local está poco aislado, y que tenían la música muy alta, casi teníamos que chillar para mantener una conversación. Al día siguiente, en vista de que queríamos hacer un poco de turismo, nos alquilamos las Barclays Bikes. Son unas bicis que están por toda la ciudad, y que el alquiler te cuesta un euro al día, siempre y cuando tus trayectos entre estación y estación no sean de más de media hora. Creo que ese día cogimos las bicis siete veces. Mi madre estaba encantada de poder ver tanto, casi sin cansarse. Al final del día acumulamos unos 20km de recorrido por Londres. Estuvimos por Oxford Street, el Soho, Shaftesbury Avenue, Piccadilly Circus, en la tienda Fortnum&Mason, les llevé de visita a Selfridges a ver la instalación de Louis Vuitton, en Regent´s Park... vamos, un tour muy completo, y al ir en bici, mucho menos cansado. Otra de las ventajas es que yendo en bici es difícil entrar a ver tiendas. Por eso, cuando mi padre y yo ya no podíamos más, y nos fuimos rodando a casa, las dos Maites se fueron de compras, a ver si encontraban algunas cosillas que nos faltaban en el piso. 

En el Soho después de dejar las Barclays Bikes

El domingo nos quedamos por el barrio, paseamos por el mercado de flores, por Brick Lane... Comimos en casa, y por la tarde mis padres se pusieron a llenarnos la nevera un poco más. Digo un poco más, porque llegaron con una maleta entera llena de comida, y el viernes ya dejaron el congelador lleno. Se fueron el lunes, después de venir a comer cerca de mi trabajo para despedirse. Creo que mi madre tiene ganas de volver pronto para coger las bicis otra vez.

Cena en casa con mis padres

Así quedó el congelador después de la visita de mis padres (la nevera estaba igual o más llena)

Y este fin de semana tampoco hemos parado mucho, porque el jueves llegó Teresa de visita. Teresa es una amiga de la uni, que lleva dos años viviendo en Australia. Como se aloja en casa de Paula y Jose Luis, el mismo jueves organizaron una cena allí, en la que una vez más Paula nos sorprendió con sus dotes culinarias.
El viernes después de trabajar quedamos todos en un pub en Shoreditch que estaba a dos minutos de casa; lo bueno de vivir en la zona "trendy" de Londres, es que muchas veces la gente organiza planes por nuestro barrio, y a mi con lo que me cuesta salir de marcha ("marcha"), me facilita las cosas. Maite y yo nos fuimos bastante pronto, porque el sábado queríamos madrugar: este fin de semana ha sido el Open House London, que es cuando abren muchos edificios emblemáticos al público. Queríamos ver el 'Lloyd´s building' que nos habían comentado que merecía mucho la pena. El problema es que esta ciudad es muy grande y hay mucha gente que también lo quería ver. Por eso madrugamos. Abrían a las 10, y cuando llegamos nosotros, a las 9.30, había una cola bastante considerable. Por suerte abrieron un poco antes y a las 10 ya estábamos dentro. Efectivamente mereció la pena madrugar. Es un edificio impresionante, en el que todas las instalaciones van por fuera (como en el Centre Pompidou de París, de hecho, es del mismo arquitecto, Richard Rogers), y en el interior hay un vacío central sobrecogedor. Las vistas desde arriba son alucinantes. Al salir de ese edificio nos fuimos a ver otro que nos habían recomendado, el 'Angel Building', diseñado por el estudio en el que trabaja Jose Luis, y calculado por mi estudio. Cuando estábamos pensando cual sería el siguiente edificio a visitar, Fernando (compañero de Paula en ALA) nos escribió diciendo que organizaba una barbacoa en su casa. Así que decidimos que ya habíamos visto suficiente arquitectura y nos fuimos a su casa. Llegamos sobre las 15.00. Nos reunimos unos cuantos, y pasamos allí toda la tarde. Nos lo pasamos muy bien. Una vez más nos retiramos relativamente pronto porque el domingo queríamos madrugar para ver otro edificio, pero esta vez no conseguimos levantarnos, o más bien ni lo intentamos. Nos levantamos y desayunamos tranquilamente, y luego nos acercamos a ver si había suerte. Con el día que hacía (lluvioso y frío), pensábamos que nadie querría ponerse a hacer cola en la calle para ver un edificio. Qué equivocados estábamos: llegamos, y la cola que había daba la vuelta a dos manzanas. Obviamente no nos quedamos, ya iremos otro año que no nos dé pereza madrugar. La tarde la hemos pasado en casa porque no ha dejado de llover. En fin, leyendo lo que acabo de escribir, parece que lo único que hacemos es comer, y que debemos estar poniéndonos como focas, pero con las sesiones de gimnasio que nos pegamos durante la semana, me temo que no engordaremos ni un gramo. Intentamos ir cuatro o cinco días por semana, y ya estamos en bastante buena forma: el otro día en cuarenta minutos de piscina me dio tiempo a hacer 80 largos a crol sin parar. Maite no se queda corta, porque en el mismo tiempo hizo 60. Y el fin de semana que viene nos vamos a Madrid, que mi hermano cumple 30, ¡¡30!! Esperemos que el huracán Nadine pase de largo y podamos disfrutar de un finde de sol y piscina.

En el interior del Lloyd's building (la calidad de la foto deja bastante que desear, pero con el móvil es a lo máximo que puedo aspirar...)

Vistas desde un ascensor del Lloyd's buidling en un 'típico' día de sol londinense

lunes, 27 de agosto de 2012

Shoreditch

Hoy termina nuestra primera semana en Shoreditch, y el balance es muy bueno. ¡Qué diferencia de barrio! Está siempre muy animado, y ahora con el buen tiempo más. Está la calle llena de terracitas, de tiendas, de restaurantes... aunque tal vez los fines de semana por la noche esté demasiado animado (el fin de semana pasado tuvimos que dormir con las ventanas abiertas porque hacía mucho calor y se oía mucho ruido en la calle; este finde ha sido bastante más tranquilo). Además nuestro piso está muy cerca de mi oficina: tardo unos 20 minutos andando, así que ya me puedo olvidar de desesperarme por las mañanas porque no llega el metro. Encima, nos hemos apuntado a un gimnasio que está aquí al lado y vamos a intentar ir todos los días (o al menos bastante a menudo, que David tiene que morder el polvo la próxima vez que vaya a Madrid). Queremos nadar dos o tres veces por semana y correr o hacer bici otros dos días. Yo es la primera vez que me apunto a un gimnasio, y el primer día que fui a la sala de las bicis no sabía ni como se encendía la bici. Tuve que preguntarle al de al lado, y después de mirarme con cara de "este tío de donde ha salido" me dijo que se encendía cuando empezabas a pedalear. Obvio, ¿no? Tanto grasshopper, tanta estructura paramétrica, y no sé encender una bici de gimnasio. La piscina es pequeñita (25m, 3 carriles) pero el único día que he ido se podía nadar más o menos bien, y más teniendo en cuenta que mi estado de forma es deplorable, y que a pesar de estar en el carril lento, me adelantaba todo el mundo. Poco a poco.
El jueves nos invitó Majo (compañera en BOMA, y ahora compañera en AKT) a cenar algo en su casa porque estaban de visita Raquel y Martín (también compañeros de BOMA). Mai y yo estuvimos poco tiempo, porque a mi me liaron los de AKT para ir a ver la puesta en carga de una escultura/estructura de fibra de carbono para Louis Vuitton en Selfridges (un centro comercial en Oxford Street). El diseño es de un arquitecto francés que colaboraba con una artista japonesa, y el cálculo de la estructura es de AKT (bueno, tampoco hay que ser modestos de más, el cálculo es básicamente mío, con la supervisión de mi jefe). Tenía que estar allí a las 22.00. Maitona me acompañó porque pensábamos que iría rápido, pero en vista de que media hora más tarde todavía no habíamos podido entrar, ella se fue a casa. Finalmente, alrededor de las 23.00 entré al centro comercial, acompañado por el arquitecto y los constructores. La estructura estaba casi terminada, pero yo me tuve que quedar hasta las 3.00, hora en la que terminaron de colgar las lámparas, para comprobar que la estructura podía con ellas (había cinco, y cada una pesaba unos 30kg). Ellos se quedaron rematando cosas, y me imagino que terminarían sobre las 8.00, minutos antes de la apertura al público. Es uno de los primeros proyectos en los que participo activamente y que veo en pie. Ha quedado impresionante.

Tanta estructura para tan poco bolso, eso sí, ninguno baja de las 1000 libras

El viernes, después de currar y cenar en casa, volvimos a quedar con Majo, Raquel y Martín (y algunos amigos suyos) porque estaban por nuestro barrio de pubs. Estuvimos un buen rato en uno que nos pillaba a 10 minutos de casa, y al salir, Raquel descubrió lo maravilloso del tiempo londinense. Digo Raquel, porque se metía conmigo diciendo que siempre me quejo del tiempo que hace aquí. Empezó a jarrear en cuestión de segundos y nos tuvimos que refugiar en una parada de autobús. Ellos siguieron de pubs y nosotros nos volvimos a casa porque yo estaba agotado de la noche anterior.


El sábado fue un día bastante gris y lluvioso, así que nos quedamos por el barrio haciendo compras, porque en una casa nueva siempre falta algo. El domingo me llevé a Mai a Selfridges a enseñarle la instalación de Louis Vuitton (va a estar dos meses abierta, así que me temo que a cualquier visita que venga en ese plazo le tocará ir a verla). Casualidades de la vida, Majo y Raquel estaban allí. Desde allí nos fuimos juntos a Liverpool Street porque Raquel tenía que coger el bus a Stansted y nosotros queríamos ir a Brick Lane a comer. Tampoco me voy a meter demasiado con Raquel por darse cuenta a falta de diez minutos para coger el bus rumbo a Stansted de que su avión salía desde Gatwick, aunque un poco sí, para vengarme de lo mucho que se ríe ella de mí cada vez que lee mi blog. Aunque estoy seguro de que sufrió más Majo que Raquel... Nosotros comimos tranquilamente en Brick Lane después de dar un paseo por el mercado de Spitalfields. 
Y hoy, día de fiesta aquí (según algunos compañeros ingleses por el fin del verano) hemos estado en el Victoria & Albert Museum, en Harrods, y en Hide Park. Hemos pateado bastante, pero ya iba siendo hora de empezar a conocer Londres. Si no fuese por Maite...

domingo, 19 de agosto de 2012

Viajes, mudanzas...

Veo que hace tiempo que no escribo aquí, pero es que las últimas semanas han sido muy ajetreadas. El fin de semana pasado Mai y yo nos fuimos a Bruselas (en el Eurostar) a reunirnos con la familia. Estaban mis padres, mi hermana, mi abuela y algunos tíos y primos visitando a Dani y Elena así que aprovechamos para unirnos a la tropa. El viernes cenamos carne de verdad en un restaurante cerca de casa de DyE. Digo carne de verdad, porque los ingleses no tienen ni idea de lo que es un buen trozo de ternera (se ve que les da pena matar a los terneros y solo comen vaca. Ellos se lo pierden, bueno, y ahora mismo por extensión yo también). Después fuimos a tomar el postre a su casa. La casa merece mención aparte: muy amplia, luminosa, con techos altos, y encima decorada con buen gusto (arquitectos tenían que ser). El sábado nos fuimos a visitar Brujas. Paseamos por el centro, visitamos alguna iglesia (creo que Federiquín se ha quedado con ganas de ver alguna más), y comimos en un parque a la sombra. Porque en Bélgica, a pesar de lo que la gente piensa, hace sol y calor. Al terminar de comer, cogimos el coche y nos acercamos a la costa, porque algunos querían darse un baño para mitigar los efectos del calor sofocante belga. Después del baño refrescante, nos encaminamos hacia Gante. Llegamos casi a la hora de cenar, así que después de un corto paseo buscamos un sitio donde saciar nuestros estómagos. El domingo nos dio tiempo a subir a la torre de Belfort y poco más, porque nos lo tomamos con calma y encima nuestro tren salía a las 19.00 de Bruselas. Me gustan mucho estos viajes en familia, aunque este año solo haya podido estar un fin de semana.

Team De La Rosa

Minutos de descanso

Después de ese fin de semana de desconexión, volvimos a la realidad londinense, a luchar con la agencia de pisos por conseguir aquello que nos habían prometido, a planificar la mudanza... Teníamos las llaves del piso desde la semana anterior, pero como el fin de semana estuvimos fuera no pudimos hacer la mudanza. La hicimos el jueves. Mai se dió la paliza de empaquetar todo, y para moverlo conseguimos contratar a un "man and van" amigo de Shaz que nos ayudó, y menos mal. El ascensor de casa de Shaz decidió no funcionar el jueves, así que nos tocó bajar todo a pulso. Las cajas, las maletas, ¡¡el piano!! 70kg de peso muerto, y cuatro plantas de sufrimiento. Al terminar pensé que perdería los brazos. El viernes nos las prometíamos felices, porque al llegar a casa de Shaz a por la última maleta (con el ordenador y otras cuantas cosas bastante pesadas), el ascensor funcionaba. Pobres ilusos. Obviamente nos tocó bajar todo a pulso porque en el tiempo que tardamos en empaquetar el ascensor dejó de funcionar. Para celebrar que ya teníamos casa, salimos a cenar por nuestro nuevo barrio, Shoreditch/Hoxton, y menuda diferencia con Whitechapel. En Whitechapel hay mucha variedad. Variedad de pollos fritos y kebabs. En nuestro barrio hay de todo. Está muy animado y hay mil sitios para cenar, para tomar algo, para salir a tomar unas copas (que no me oigan los primos que se plantan aquí mañana). ¡Vaya cambio! Vamos a estar muy bien (si los de la agencia nos dejan tranquilos pronto). Y ayer, después del partido de baloncesto de todos los sábados, nos fuimos a IKEA. Nos lo recorrimos de arriba a abajo y cargamos dos carritos de necesidades básicas. Por si la paliza que nos dimos pateando por ahí no fue suficiente, al llegar, con todos los trastos (vinimos en un taxi de una compañía que tiene un acuerdo con IKEA, que lleva a la gente y sus trastos por un precio bastante parecido al del envío a domicilio), nos pusimos a montar y a ordenar todo. Terminamos a las 2 de la mañana, pero mereció la pena. Hoy hemos salido a dar una vuelta por Columbia Road. Es una calle que nos pilla aquí al lado en la que montan un mercado de plantas/flores todos los domingos. Hemos aguantado hasta que ha empezado a jarrear, y por la tarde nos hemos dedicado a terminar de rematar algunas cosillas del piso. Mañana de vuelta al trabajo. Lo que daría por tener otro fin de semana para descansar. Por suerte el siguiente es de tres días.

Listos para mudarnos

Antes...

...IKEA...

...después



domingo, 5 de agosto de 2012

House hunting

Después de un par de semanas en las que Maite se ha estudidado todas las agencias de pisos de Londres, y se ha pateado toda la ciudad, parece que igual tendremos piso en breve. Maite ha visto unos cuantos pisos (la mayoría agujeros) y yo he podido ir a ver sólo los que a ella le han gustado más. Encontrar piso en Londres es una odisea. En teoría firmamos el contrato el miércoles, a ver si va todo bien. Mientras tanto seguimos en la casa de Shaz, que ha empezado a traer cajas y cajas de cosas de su futura mujer, y cada vez es más difícil moverse por aquí dentro. Además para colmo, la mujer tiene que comprar los muebles del piso (él le compra un vestido de oro, y ella compra los muebles, menudo negocio...), aunque en este caso solo compra los del dormitorio porque el resto del piso ya está bien amueblado. El caso es que para eso, Shaz ya ha desmontado sus armarios y su cama, y ahora están todas sus cosas en el salón. Parece que intenta echarnos, pero no lo va a conseguir.
Y aparte del tema piso, la vuelta al curro después de la semanita de vacaciones no ha ido mal. Como los proyectos en los que estaba trabajando antes de vacaciones ya estaban bastante cerrados antes de irme, sólo he tenido que rematar unas cosillas, pero me imagino que en breve surgirá algún proyecto nuevo o reaparecerá alguno olvidado. Además estas semanas están siendo más entretenidas por las Olimpiadas. Todo el mundo está pendiente de lo que pasa cada día, y comentan hasta las competiciones de doma clásica. Siempre hay alguien conectado a la radio durante el día que va informando al resto, y durante las comidas el piso de la tele está muy concurrido. Encima, contra todo pronóstico, el metro y la ciudad en general están funcionando mucho mejor ahora que antes de las olimpiadas (se ve que el centro está vacío, y que hay mucho menos turismo que otros veranos). Así es más fácil la vuelta al trabajo.
El viernes tuvimos "tidy friday", aunque la gente estaba más interesada en la final de ciclismo en pista que en beber e ir de pubs. Aproveché que Mai se venía al pub a conocer a la gente del trabajo para enseñarle la oficina. Después de estar en el pub hasta que el frío nos invitó a irnos, nos fuimos a cenar. Cenamos muy bien en un restaurante japonés de Barbican.
El sábado, después de unos cuantos meses por aquí, conseguí jugar -por fin-, al baloncesto. Un compañero del trabajo me comentó que juegan todos los sábados un par de horitas en un campo que hay muy cerca de Whitechapel, así que me apunté. Fueron dos horas agotadoras (estoy bajísimo de forma), pero lo pasé bien. Solo había gente del sur, ya se sabe que a los del norte no les gusta demasiado el baloncesto: griegos, serbios, italianos y franceses. Hoy estoy que no me puedo mover, pero repetiré. Por la tarde, aprovechando que hacía buen día, Mai y yo nos fuimos a dar un paseo por Greenwich. Es una zona que está muy bien, muy animada, lástima que esté tan alejada del centro. Hoy día de descanso, y de recuperar fuerzas, que mañana toca volver a currar. Esta semana que viene se va a pasar rápido, porque el viernes nos vamos a Bélgica a pasar el fin de semana con la familia.

¡Ba-lon-ces-to!

lunes, 23 de julio de 2012

Vacaciones

Después de cuatro meses currando en Inglaterra y sin ver el sol me merecía unas vacaciones. Pero antes de comentar las vacaciones, decir que ya tengo a Maitona por aquí. Bueno, técnicamente no está aquí, está en San Francisco de vacaciones con su familia, pero antes de viajar a SF ya hizo la mudanza, y su vuelo salió de Londres y llega el jueves a Londres. En breve tenemos que mudarnos, porque Shaz se casa y necesita la casa para él y su futura mujer, así que el 17 de agosto tenemos que estar fuera. Nos gustaría encontrar un piso bonito, barato y céntrico, pero creo que nos conformamos con que cumpla dos de las tres condiciones.
Vacaciones. Esta semana pasada he estado en Madrid de vacaciones con mi familia (bueno, más bien en San Lorenzo del Escorial, porque no he pisado Madrid, únicamente un 'touch and go' el lunes). Llegué el sábado, y como toma de contacto tuvimos la celebración del cumple de varios tíos. Nos reunimos unos cuantos (unos 30, como cada vez que hay un evento familiar). El domingo, después de una sesión de bici y de piscina, tuvimos otra comida familiar, esta vez con la familia de mi padre. Paellita rica rica.
El resto de la semana ha sido básicamente bici por la mañana con mi hermano (de 10 a 13 aproximadamente), luego piscina hasta las 15.00, comida, y buena siesta. Por la tarde relax, si es que se puede estar más de relax... El miércoles fuimos a cenar al restaurante Horizontal: cebollitas fritas, morcilla, chorizo frito, calamares, ensalada, croquetas... creo que en estos días por allí he debido coger 3 o 4 kilos, porque además me han estado cocinando todas esas cosas que aquí no tomo, ya sea por falta de materia prima, de conocimientos o de ganas de cocinar. Ha sido una semana de cura de sol, de sueño y de ejercicio (llevaba unos cuantos meses sin moverme demasiado, pero vengo con el propósito de ponerme en forma, ya sea corriendo o nadando, y mi primo David sabe muy bien cual es el motivo). En resumen, ha sido una semana en la que he desconectado mucho, pero como siempre pasa, se me ha hecho corta. Por suerte aún me quedan algunos días de vacaciones.
Hoy ya he empezado a currar, y al menos en lo que al tiempo se refiere, la semana ha empezado guay. Sol radiante, ni una nube, y 25º. Cuando aterricé ayer, pensé que me había equivocado de país. Parece que aguantará unos días, pero tranquilos, que para las olimpiadas volverá la lluvia.
Por cierto, se me olvidó comentar que hace unas semanas tuvimos Summer Party con la empresa. No hubo tanto desmadre (que yo sepa) como en la "Office Discussion" pero estuvo bien (quitando la odisea de llegar hasta allí: tuve que esperar 45 minutos al metro; para que luego digan que el transporte de Londres funciona muy bien). Fue un sábado de sol, con comida y bebida en una terracita de un pub cerca de Wimbledon. En fin, hora de dormir, que mañana toca currar (a ver si consigo levantarme para salir a correr temprano...)

Summer Party

En Abantos con el Monasterio del Escorial al fondo

En la piscina... ¡mala vida!